lunes, 6 de febrero de 2017

6 de Febrero: SAN TITO, OBISPO Y CONFESOR - SANTA DOROTEA, VIRGEN Y MARTIR

SAN TITO, OBISPO Y CONFESOR, DISCÍPULO DE SAN PABLO 

Hoy la sagrada liturgia pone ante nuestra consideración un Obispo de la Edad Apostólica, discípulo de S. Pablo; su vida nos es poco conocida; pero el doctor de las gentes le ha hecho inmortal con la epístola que le dirigió. 



Por donde quiera que la fe de Cristo sea llevada, Tito lo mismo que Timoteo, será conocido de los fieles; y la Iglesia consultará con veneración hasta las consumaciones de los siglos la Epístola dirigida a un simple Obispo de la isla de Creta, pero que fue dictada por el Espíritu Santo, y por lo mismo destinada a formar parte de la Sagrada Escritura que contiene la palabra de Dios. 

Los consejos y normas de dirección que encierra esta admirable Epístola fueron la regla del Santo Obispo, a quien Pablo profesaba un amor tan tierno. Tito tuvo la gloria de establecer el cristianismo en esta isla, en que el paganismo tenía uno de sus principales centros. Sobrevivió a su maestro, inmolado en Roma, bajo el filo de la espada en el reinado de Nerón; y como San Juan en Efeso, se durmió apaciblemente en el Señor, en edad muy avanzada, rodeado de veneración por parte de la cristiandad que él mismo había fundado. 

Su vida ha dejado tras sí pocas huellas; pero las que nos quedan referentes a él dan una idea clara de uno de esos hombres de virtud eminente, que Dios escogió al principio, para hacer de ellos los primeros pilares de la Iglesia. 

SÚPLICA.— ¡Oh bienaventurado discípulo de San Pablo, la Iglesia ha querido dedicar un día en el año para celebrar tus virtudes e implorar tu intercesión; muéstrate propicio a los fieles que glorifican al Espíritu Santo por los dones que difundió sobre ti! Has cumplido con celo y constancia el cargo pastoral; todos los rasgos que según tu maestro San Pablo, deben formar el carácter de un Obispo, y que él enumera en la carta que te dirigió, se hallan reunidos en tu persona. 

Acuérdate de la Iglesia militante cuyos primeros pasos sostuviste. Frecuentemente ha sido combatida, pero ha triunfado de todos los obstáculos, y camina hacia adelante convirtiendo las almas y dirigiéndolas hacia su celestial Esposo, hasta el día en que venga a detener el curso de los tiempos para abrir las puertas de la eternidad. Hasta tanto que esta hora haya sonado, contamos, oh Tito, con tu poderosa intercesión; desde lo alto del cielo salva con tu poderosa intercesión a las almas, como lo hiciste en la tierra con tus trabajos pastorales. Pide a Jesús pastores que sean semejantes a ti. Y que en la isla, que un día conquistaste para la verdadera fe, y sobre la que hoy se extienden las sombras de la infidelidad y los estragos del cisma, tremole el estandarte de la cruz; que, por tus méritos, la cristiandad de Oriente se reanime y que aspire a la unidad, única que puede preservarla de una disolución completa. 



SANTA DOROTEA, VIRGEN Y MÁRTIR


HEROÍSMO DE LA MUJER CRISTIANA. — El mismo día que la Iglesia venera al insigne discípulo de San Pablo, una de las más amables Esposas de Cristo nos consuela con su presencia; es Santa Dorotea; la virgen que va sembrando de los más admirables prodigios, el camino que la conduce al martirio. 



Nuestra sacrosanta religión es la única que nos ofrece estas escenas maravillosas, en que se ve a una mujer desplegar una energía que sobrepasa a veces la de los más valientes mártires. Se ve claramente que Dios se complace en quebrantar la cabeza de su enemigo con la fragilidad de ese pie que Satanás tanto teme. "La enemistad entre la mujer y la serpiente", produce en los anales de la Iglesia esas luchas en que el ángel rebelde es vencido, con tanta mayor vergüenza y odio por su parte, cuanto su vencedor le parece menos digno de excitar su alarma. 

Ahora debe ya saber, después de tan humillante y duras experiencias, cuán temible es la mujer cristiana para él; y nosotros que contamos tantas heroínas entre los antepasados de nuestra gran familia, debemos estar orgullosos de ellas y venerar su memoria. Apoyémonos en su constante protección, pues son poderosas ante el acatamiento de Dios. Entre ellas Dorotea ocupa uno de los más aventajados puestos; glorifiquemos su victoria y merezcamos sus auxilios. 

Vida. — La virgen Santa Dorotea, nacida en Cesárea de Capadocia, fue apresada y martirizada por orden del gobernador Apricio, hacia fines del siglo III. Su Pasión nos cuenta que un oficial llamado Teófilo, oyéndola orar a su divino Esposo, la pidió, en son de mofa,
que le enviase flores y frutos del jardín de su Esposo. Poco después, un mancebo de extremada belleza traía tres manzanas y tres rosas a Teófilo, que al punto confesó la divinidad de Jesucristo y llegó a ser un glorioso mártir. Esta pasión de carácter legendario ha contribuido a hacer célebre el nombre y el culto de la Santa. 

SÚPLICA. — ¡Oh Dorotea! Eres fiel a tus promesas y en la plenitud de tu gloria no olvides a los que estamos en la tierra. 

Teófilo lo experimentó; sin embargo, no fue el cestillo de flores y frutos, con el que cumplías tu palabra, el don más precioso que le enviaste; mucho más precioso fue el don de la fe y de la perseverancia en la lucha. ¡Oh virgen!; envíanos tus regalos. Tenemos necesidad de valor para romper con el mundo y con nuestras pasiones; necesitamos convertirnos y volver de nuevo a Dios; estamos llamados a participar de la felicidad de que tú gozas; pero únicamente por la penitencia podemos tener acceso a ella.

Sostennos, fortifícanos, a fin de que, el día de la Pascua, nuestras almas, lavadas en la sangre del Cordero, sean fragantes como los frutos del cielo y rojas como las rosas que tu mano recogió en favor de un mortal. 


 Del año Litúrgico de Guéranger


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