domingo, 5 de febrero de 2017

5 de Febrero: V DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA. De la Catena áurea de Santo Tomás

Mateo XIII. 24-30 Otra parábola les propuso diciendo: "Semejante es el reino de los cielos a un hombre que sembró buena simiente en un campo. Y mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Y después creció la yerba e hizo fruto, apareció también entonces la cizaña. Y llegando los siervos del padre de familias le dijeron: Señor, ¿por ventura no sembraste buena simiente en tu campo? ¿Pues de dónde tiene cizaña? Y les dijo: hombre enemigo ha hecho esto. Y le dijeron los siervos: ¿Quieres que vayamos y la cojamos? No, les respondió; no sea que cogiendo la cizaña arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer lo uno y lo otro hasta la siega, y en el tiempo de la siega diré a los segadores: Coged primeramente la cizaña y atadla en manojos para quemarla; mas el trigo recogedlo en mi granero". 



San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 46,1 
El Señor habló en la parábola anterior de aquellos que no reciben la palabra de Dios, y ahora habla de aquellos que la reciben alterada, porque es propio del demonio mezclar el error con la verdad. Por eso sigue: "Otra parábola les propuso", etc. 

Remigio 
Llama reino de los cielos al mismo Hijo de Dios, y dice que este reino es semejante a un hombre que sembró buena simiente en su campo.

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 11  
Y dice: "Mientras dormían los hombres" porque cuando los jefes de la Iglesia obran con negligencia, o cuando los apóstoles son visitados por el sueño de la muerte, viene el diablo y siembra sobre aquellos a quienes el Señor llama hijos malos. Pero se pregunta ahora: ¿son éstos los herejes o los malos católicos?. Porque manifestándonos que están sembrados en medio del trigo parece significar que son todos de una misma comunión. Pero sin embargo, como en la interpretación de la palabra campo no se significa a la Iglesia, sino a todo el mundo, se comprende que habla de los herejes, que se hallan mezclados en este mundo con los buenos. De aquí es que a los que son malos pero tienen la misma fe se les llama paja mejor que cizaña. La paja, efectivamente, tiene la misma raíz y fundamento que el grano. En cuanto a los cismáticos, parece que tienen más semejanza con las espigas podridas, o con las pajas de aristas rotas y divididas que se arrojan de la mies. Pero no se debe sacar de aquí la consecuencia de que los herejes y cismáticos son forzosamente separados de la Iglesia corporalmente, porque hay muchos en el seno de la Iglesia que no defienden su error de manera que puedan atraer al pueblo. Porque si lo hicieren así, entonces serían expulsados en seguida de la Iglesia. ( Y más abajo): Cuando el diablo con sus detestables errores y falsas doctrinas ha sembrado la cizaña (esto es, ha arrojado las herejías valiéndose del nombre de Cristo) se oculta con más cuidado y se hace más invisible; y esto es lo que significa: "Y se fue". Se comprende, pues, que el Señor significó en esta parábola con la palabra cizaña (como terminó en la exposición) no algunos escándalos, sino todos los escándalos, y a aquellos que cometen ciertas maldades. 
 

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 12 
O de otra manera, cuando el hombre espiritual empieza a juzgar todas las cosas, entonces comienzan a aparecer los errores, y distingue cuánto dista de la verdad lo que ha oído o leído. Pero mientras llega a la perfección espiritual, puede ser envuelto en la multitud de errores que se han propalado con el nombre de Cristo. Por eso sigue: "Y llegando los siervos del padre de familia, le dijeron: Señor, ¿por ventura no sembraste buena simiente en tu campo? ¿Pues de dónde tiene cizaña?" Ocurre preguntar aquí quiénes son esos siervos: si son los siervos aquellos a quienes después llama segadores, o si son los ángeles, a quienes en la explicación que él nos ha dado de esta parábola llama también segadores; pero que nadie se atreve a afirmar que los ángeles no tuvieron conocimiento del que sembró la cizaña; por consiguiente deben entenderse por siervos los mismo fieles a quienes no nos debe admirar los llame además buena simiente, porque se puede expresar una misma cosa con diferentes nombres, según la relación con que se la considere; el mismo Salvador es llamado en un mismo Evangelio ( Jn 10) a la vez " puerta y pastor". 
 

San Jerónimo 
Llama al diablo hombre enemigo porque no es Dios. Y así se dice de él en el Salmo 9: "Levántate, Señor, para que no tome fuerzas el hombre" ( Sal 9,20). Por esta razón no debe dormirse el que está al frente de la Iglesia, no sea que por descuido suyo siembre el hombre enemigo la cizaña, esto es, las afirmaciones heréticas. 
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 46,1 
Y se llama enemigo a causa de los perjuicios que causa al hombre, porque siempre nos está maltratando, aunque no sea el origen de su tratamiento la enemistad que nos tiene, sino la que profesa a Dios. 
 

San Agustín. quaestiones evangeliorum, 12 
Al conocer los siervos de Dios que el diablo, sintiendo que nada podía hacer contra el autor de tan gran nombre, ha tramado un fraude para ocultar sus mentiras bajo el mismo nombre, puede presentárseles el deseo, en la medida que tengan algún poder temporal, de apartar a los hombres de las cosas mundanas. Pero para saber que deben hacer consultan antes a la justicia de Dios. De donde sigue: "¿Quieres que vayamos y la cojamos?". 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 46,1 

Debemos admirar en este pasaje la solicitud y el amor de los siervos: se apresuran a arrancar la cizaña, lo que prueba la solicitud por su simiente, y no tratan de que se castigue a nadie sino de que no muera la buena simiente. La respuesta del Señor es la siguiente: "Y les dijo: no". 
 

San Jerónimo 
Hay ocasiones para hacer penitencia; y se nos aconseja que no hagamos perecer en seguida a nuestros hermanos; porque puede ocurrir que alguno esté hoy manchado con algún dogma herético, mañana se arrepienta y comience a defender la verdad: "No sea que cogiendo la cizaña, arranquéis también el trigo". 
 

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 12 
Palabras que no pueden menos que engendrar en ellos una paciencia y una tranquilidad grandísima. La razón de esta parábola es, que los que son buenos, pero que aun están débiles, necesitan de esta mezcla con los malos, ya para adquirir fortaleza con el ejercicio, ya para que comparando los unos con los otros se estimulen a ser mejores. O también se arrancan al mismo tiempo el trigo y la cizaña, porque hay muchos que al principio son cizaña y después se hacen trigo. Si a éstos no se les sufre con paciencia cuando son malos, no se consigue el que muden de costumbres; y si fuesen arrancados en ese estado, se arrancaría al mismo tiempo lo que con el tiempo y el perdón hubiera sido trigo. Por eso nos previene el Señor que no hagamos desaparecer de esta vida a esa clase de hombres, no sea que por quitar la vida a los malos se la quitemos a los que quizá hubieran sido buenos, o perjudiquemos a los buenos, a quienes, a pesar suyo, pueden ser útiles. El momento oportuno de quitarles la vida será cuando ya no les quede tiempo para mudar de vida, y el contraste de sus errores con la verdad no pueda ser útil a los buenos: "Dejad crecer lo uno y lo otro hasta la siega", esto es, hasta el juicio. 
 

San Jerónimo 
Pero parece que esta doctrina contradice a aquel precepto: "Quitad el mal de entre vosotros" ( 1Cor 5,13); porque efectivamente si se prohibe arrancar la cizaña, y se manda conservarla hasta la siega, ¿de qué modo se han de quitar de entre nosotros ciertos hombres? Pero no hay o es muy poca la diferencia entre el trigo y la cizaña, llamada vulgarmente vallico, que cuando aun está en estado de yerba y su tallo no está coronado de espiga, es muy parecida al trigo. Por esta razón nos advierte el Señor que no demos nuestro dictamen sin un examen detenido sobre cosas dudosas, sino que las dejemos a juicio de Dios, a fin de que arroje el Señor en el día del juicio de entre los santos, no a los criminales sospechosos sino a los que entonces serán bien manifiestos. 
 

San Agustín, contra epistulam Parmeniani, 3,2 
Cuando algún cristiano hubiera sido cogido en el seno de la Iglesia en algún pecado digno de ser anatematizado, anatematícese en donde no haya peligro de dar lugar al cisma, y hágase con amor a fin de no arrancarlo, sino de corregirlo. Pero si él no se reconociere y ni se corrigiere con la penitencia, él mismo se saldrá fuera y será separado de la comunión de la Iglesia por su propia voluntad. Por eso el Señor al decir: "Dejad crecer lo uno y lo otro hasta la siega", da la razón en las palabras siguientes: "No sea que cogiendo la cizaña arranquéis también el trigo". Donde manifiesta claramente, que cuando no hay ese peligro y hay completa seguridad de la permanencia de la simiente (esto es, cuando el crimen es tan conocido y detestado de todos, que no hay absolutamente nadie, o si hay alguno que se atreva a defenderlo, es tan poco notable que no puede dar lugar al cisma), no debe descuidarse la severidad de la disciplina, en la que es tanto más eficaz la corrección del mal cuanto más se respetan las leyes de la caridad.
Pero cuando el mal ha gangrenado a la multitud, no queda más remedio que el sentir y gemir. De ahí es que debe el hombre corregir con amor aquello que pueda, y lo que no pueda, sufrirlo con paciencia y gemir y llorar hasta que la corrección venga de lo alto, y esperar hasta la siega el arrancar la cizaña y el aventar la paja. Cuando se puede levantar la voz en medio de un pueblo, debe hacerse la corrección de las desmoralizadas turbas con expresiones generales, principalmente si nos ofrece la ocasión y la oportunidad algún castigo del cielo enviado por Dios, de hacerles ver que son castigados cual merecen; porque las calamidades públicas vuelven dóciles los oídos de aquellos que escuchan las palabras del que los corrige y excitan más fácilmente a los corazones afligidos a confesarse gimiendo que a resistirse murmurando. Y aunque no exista calamidad pública, se puede, siempre que se habla en público, corregir a la multitud en medio de la multitud. Porque así como se enfurece cuando se habla en particular, así también suele gemir cuando se la reprende en general. 
Remigio Llama él siega al tiempo en que se está segando. Y por siega se entiende el día del juicio, en que los buenos serán separados de los malos. 
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 46,2 
¿Pero por qué dice: coged primeramente la cizaña? A fin de que no crean los buenos que juntamente con la cizaña se debe arrancar también el trigo. 
 

San Jerónimo 
Está bien manifiesto en las palabras: "lanzad al fuego los manojos de cizaña y reunid el trigo en los graneros", que los herejes, de cualquier clase que sean, y también los hipócritas, serán quemados en los fuegos del infierno. Y los santos (que es lo que se da a entender con la palabra trigo) serán recibidos en los graneros, esto es, en las mansiones celestiales. 
 

Rábano Y es de notar que cuando dice: "Sembró buena simiente" significa la buena voluntad de los elegidos; y cuando dice: "Llegó el enemigo" quiso intimarnos la cautela que debíamos tener y en las palabras: "Creciendo la cizaña, el hombre enemigo hizo esto" nos recomendó la paciencia; y en aquellas otras: "No sea que cogiendo la cizaña" nos dio un ejemplo de discreción; y cuando añade: "Dejad crecer lo uno y lo otro hasta la siega" nos recomendó la longanimidad; y por último la justicia cuando dijo: "Atadla en manojos para quemarla", etc. 


De la Catena áurea de Santo Tomás

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