miércoles, 11 de enero de 2017

Día 11 de Enero: SAN HIGINIO, PAPA Y MÁRTIR

Según sentencia del Apóstol San Pedro de su primera carta, muy particular cuidado tiene Dios en su Iglesia, no porque se vea perseguida, y viva en peligro de perderse, se presuma que se ha de perder.

Ante semejantes persecuciones que vienen por ella, le hacen que más florezca. Cuanto más crecían las aguas del diluvio, más se levantaba el Arca de Noé en lo alto. Así las persecuciones, que padece la Iglesia, más la subliman, y hacen ilustre. Afirma Eusebio Cesariense, que cuando más los crueles tiranos procuraban perseguir la Iglesia de Cristo, martirizando a los Cristianos, más crecía la Fe. Porque si a uno quitaban la vida, muchos de los gentiles, viendo su constancia en el martirio, y el contento de padecer por Cristo Señor nuestro, mostraban, y dejaban sus idolatrías, y se hacían cristianos.

Todo esto sucedía del cuidado grande que tiene siempre Dios del aumento, y bien de la Iglesia. Y de aquí resultó, que en aquellos tiempos, porque eran muchos, y muy poderosos los enemigos que la Iglesia cristiana tenía y ella estaba tierna, por ser en su principio, procuró darle Prelados famosos, así en letras, como en vida, para que con su ejemplo de santidad, y con padecer muerte por él, animasen a los fieles al servicio del mismo Dios; y si fuese necesario morir por él, y con sus letras les enseñasen lo que debían saber, en cuanto cristianos. 

Y tal fue el glorioso Higinio, Prelado singularísimo, en letras, y vida, de quien escriben algunos autores, en esta manera: Por la muerte de S.Telésforo Mártir, habiendo estado siete días la silla de S. Pedro vacante, fue puesto en ella el Bienaventurado S. Higinio, natural de Atenas, hijo de un Filósofo, cuyo nombre dicen, que no se pudo saber. Eran Emperadores Elio Vero, y Antonio Pío. 

Duraba la cuarta persecución de la Iglesia. Y no solo tenían los fieles trabajo por esta vía, sino que también les hacían guerras tres herejes, llamados Valentino, Cerdon, y Marco. Contra todos estos contrarios se opuso el Santo Pontifice Higinio, animando, y exhortando a los fieles a que pescasen por Jesucristo, por medio de epístolas, llenas, de mucha erudición, y caridad cristiana, como muestran dos de ellas, que se han podido conservar. Una para todos los fieles, en que les enfeña, y declara lo que deben creer acerca del Misterio de la Encarnación, que por los herejes de aquel tiempo, que le hacían guerra, era malentendido, tomando ocasión de tratar de esta obra, que fue todo amor de Dios, para que los cristianos se amasen unos a otros, y no se hiciesen agravios. 

En la otra carta, que es escrita a los Atenienses sus co-terraneos, exórtalos a que se ejerciten en obras de virtud, diciéndoles, que cuando oye esto de ellos, que es su alegría grandísima: y que si lo contrario le dicen, que su pena, y tristeza es de muerte; y esto, por lo mucho que les ama. Dales allí documentos maravillosos, para que ganen Cielo y mucho Cielo.


Dioles también orden acerca de los grados, y oficios eclesiásticos, que aún estaban antes instituídos, y en tiempo de los Apóstoles, había como Ostiario, Lector, Exorcista, Acólito, Subdiácono, y Diácono: Este Santo Pontífice señaló el modo como se habían de hacer, los que tenían estos oficios y grados; porque por causa del no entender lo que cada uno había de hacer y a lo que estaba obligado, no hubiese desorden, y confusión en los Templos, Iglesias y en los demás lugares donde se juntaban los fieles a sus Oficios Divinos.

Instituyó  así mismo, que los Templos se consagrasen; y una vez hechos, no se pudiesen ensanchar, o estrechar, sin licencia del Metropolitano. También, que los materiales de los Templos arruinados, no pudiesen servir en otro edificio, que no fuese dedicado a Dios, para confusión de los herejes, que al fin les dará el pago, como dió al impío Rey Baltasar, porque profanó los vasos del Templo de Dios, sirviéndose de ellos en sus banquetes, y comidas, quitándole por ello el reino y la vida, como escribe el profeta Daniel. Ordenó así mismo el Santo Pontífice Higinio, que en los bautismos solamente hubiesen un padrino y una madrina. Esto había cesado y se usaba que hubiese dos padrinos, y dos madrinas, hasta que el Concilio de Trento mandó, que se guardase lo antiguo, contrayendo parentesco espiritual los que fueren elegidos para este ministerio. Mandó también este Pontífice, por un decreto, que el Metropolitano fuese obligado a juntar consigo a los demás Sufragáneos suyos, todas las veces que hubiese de proceder contra algún Obispo súbdito suyo. Dio leyes acerca de la consagración de la Crisma, de que ya antes la Iglesia usaba. Donde después de haber gobernado la Iglesia de Dios santísimamente cuatro años, tres meses, y cuatro días, padeció martirio por Cristo en la cuarta persecución de la Iglesia, a once de Enero, día Viernes del año 155. de nuestra salud, imperando Antonio Pío.

Hizo tres veces órdenes; ordenó en ellas quince Presbíteros, cinco Diáconos y seis Obispos. Su cuerpo fue  sepultado en el Vaticano, con otros predecesores. Dícese de él, que acrecentó el número de los clérigos en las parroquias, habiendo antes en cada una uno solo, que era Presbítero, el qual desde este tiempo, respecto de los otros, se llamaba el Cardenal, que vale tanto como el principal, o cabeza de los otros Clérigos. Y de allí tomaron principio, y origen los Cardenales que ahora tienen en la Iglesia de Dios lugar tan preeminente. Hace conmemoración la Iglesia Católica de este Santo Pontífice Higinio el mismo día de su Martirio.

       Tomado del Flos Sanctorum 

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