(530 d.C.).En el año de 526, a su
regreso de su visita a Constantinopla, el Papa San Juan I fue hecho prisionero
en Ravena por Teodorico, rey de los godos, y murió al poco tiempo. Entonces,
Teodorico presentó al sacerdote Félix para que fuese nombrado como sucesor del
extinto pontífice, y entre el clero y el pueblo de Roma circuló una sensación
de alivio, en vista de que la elección real había recaído sobre un hombre tan
intachable, tan capacitado para desempeñar el alto cargo, de manera que, sin la
menor tardanza y sin vacilación alguna, se procedió a elegirlo. El nuevo Papa
utilizó el favor de que gozaba en la corte para promover los intereses de la
Iglesia y obtuvo del rey un decreto por el que se imponía una multa a
todos aquéllos que pasaran por alto la antigua costumbre de que un laico en
litigio con un clérigo solamente podía citarlo ante el Papa o sus delegados. El
monto de las multas que se impusieran por esas ofensas debería quedar a
disposición de la Santa Sede para que fuese distribuido entre los pobres. San
Félix aprobó los escritos de San Cesáreo de Arles sobre la gracia y el libre
albedrío contra las opiniones de San Fausto de Riez. En 529, envió al segundo
sínodo de Orange gran número de proposiciones sobre la doctrina de la gracia,
extraídas de los trabajos de San Agustín y, de esta manera, dio las bases para
la condenación del semi-pelagianismo por parte del concilio. La corte le cedió
dos antiguos edificios del Foro Romano donde San Félix hizo construir la
basílica de Santos Cosme y Damián. Los mosaicos que hasta hoy se admiran en el
ábside y el arco central de esa iglesia fueron hechos bajo la dirección del
Pontífice.
San Félix murió el año de
530, después de haber ocupado la sede apostólica durante cuatro años. En su
tiempo, se le tenía por un hombre de gran sencillez humildad y caridad hacia
los pobres.
A
pesar de que en el Martirologio Romano se cita a este santo Papa como a
Félix IV las investigaciones han demostrado que, en realidad, se
trataba de Félix III, puesto que el antipapa de ese nombre no tenía
derecho a figurar en el número de la sucesión. Ver a Félix II en este
volumen, el 29 de julio. Los bolandistas insertan un breve relato de su
pontificado, en la fecha del 30 de enero. Véase también el Líber
Pontificalis (Duchesne), vol. V, pp. 270 y ss., así como a Grisar en
Geschichte Roms und der Papste, vol. I, pp. 183 y ss. y 495 y
ss.
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