viernes, 4 de mayo de 2018

5 de mayo. San Pío V, papa y confesor. — (t 1572) Flos Sanctorvm Santoral



El gran pontífice de la Iglesia, Pío V, de nombre Gisleri, fué natural de Bosco, villa del estado de Milán, y nació de padres pobres en una humilde choza. Acertando a pasar por sus pueblos" dos religiosos de santo Domingo y viendo al niño Miguel, que así se llamaba, se le aficionaron por ver sa buena inclinación y Miguel se aficionó a ellos; y así le llevaron consigo al convento de Voguera, de la provincia de Lombardía. Terminados sus estudios fué nombrado sucesivamente, prior de varios conventos, obispo de Nepi, cardenal, y finalmente, soberano pontífice. Las ropas interiores que traía eran pobres y remendadas, la estameña de las camisas era de la más áspera, y su mesa era tan parca como la de un pobre oficial. Cuatro mil escudos gastaba cada año en casar huérfanas; visitaba él mismo los hospitales, y a sus deudos más cercanos los dejó en el estado en que los halló. Con cien mil ducados de gasto, resucitó en Roma el arte de tejer lanas para desterrar las telas de los extranjeros que sacaban el dinero de la ciudad. Ofrecía un homicida diez mil ducados por librarse de la muerte a que estaba ya condenado, y respondió san Pío: «Si con dinero se rescatase la vida, las penas sólo se hicieran para los pobres». Reformó el sacro Palacio y la ciudad de Roma, limpió de foragidos la Italia, solicitó que se coligasen los príncipes de Italia y España para hacer guerra contra los hugonotes, socorrió a Flandes contra los rebeldes a su Dios y a su rey, declaró a la reina Isabel de Inglaterra por hereje, absolviendo a sus subditos del juramento de fidelidad, esforzó a la reina de Escocia a la constancia en la fe, pacificó la Polonia y procuró unir a los príncipes cristianos contra los turcos, y por las oraciones del santo pontífice se alcanzó la insigne y milagrosa victoria naval de Lepante Finalmente, hizo en seis años de pontificado lo que era bastante para llenar un siglo; y a los setenta y ocho años de edad recibió la corona inmortal de sus heroicas virtuces, apareciéndose a santa Teresa de Jesús, con grande gloria y de camino para el cielo. Enterránronle en la capilla de san Andrés, donde grabaron este epitafio en marmol: «Pío V, pontífice, restaurador de la religión y honestidad, establecedor de la rectitud y justicia, renovador de la disciplina y costumbres, defensor de la cristiandad. Habiendo dado leyes saludables, conservado a la Francia, coligado a los príncipes y conseguido victoria de los turcos; en heroicos hechos e intentos en gloria de paz y guerra: Máximo, Pío, Feliz y Óptimo Príncipe.»

Reflexión: La noche en que estaban una frente de otra las armadas de don Juan de Austria y de Selim, ordenó el santo Pontífice que en todas las iglesias de Roma se continuasen las oraciones toda la noche, y el domingo se siguiesen unas a otras. Estuvo él toda la noche en oración delante de un crucifijo y toda la mañana del domingo, hasta que sentándose a comer, de repente se levantó de la mesa y se puso en una ventana de su palacio, donde estuvo mirando al cielo más de una hora. Al fin, dijo a sus domésticos con grande alegría: Los nuestros han peleado bien y vencido al turco. Vamos a dar gracias a Dios. Notóse el día y la hora en que dijo esto, y hallóse después ser la misma hora de la batalla y victoria. Mira cuan poderosa es la oración de un santo, que fué sin duda gran parte para que librase el Señor a toda la cristiandad del poder de sus enemigos.

Oración: Oh Dios, que te dignaste elegir por pontífice máximo al bienaventurado Pío V para destruir a los enemigos de tu Iglesia, y para reparar el culto divino, defiéndenos con tu protección para que libres de las acechanzas de nuestros enemigos gocemos en tu servicio de una paz perpetua y estable. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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