(Año 324) Como la primitiva Iglesia de
Jesucristo fué tan perseguida de
los tiranos, que apenas podían
los fieles alzar cabeza, y salir al
público y profesar seguramente»
su religión, érales necesario celebrar
el santo sacrificio de la
misa en casas particulares, o en
cementerios de los mártires, o en
cuevas debajo de la tierra. Y
aunque tuvieron iglesias, eran
muy pocas: y los emperadores,
enemigos de Jesucristo, en sus
edictos,, y el pueblo pagano con
su furor, se las quemaban, asolaban
y destruían; hasta que,
queriendo el Señor dar paz a su
Iglesia, convirtió milagrosamente
al emperador Constantino i
el cual quedó tan trocado en el corazón,
que en agradecimiento de tan gran merced,
como Dios le había hecho, no solamente
dio licencia para que se le edificasen
templos por todos sus dominios, en
los cuales Cristo fuese glorificado, sino
que él mismo en su imperial palacio laterano,
que era magnificentísimo, mandó
labrar un templo suntuoso a nuestro
Salvador, templo que también se llama
San Juan de Letrán, por las dos capillas
que se erigieron en el bautisterio; una de
san Juan Bautista, y otra de san Juan
Evangelista. Este templo enriqueció el
emperador, de grandes dones y vasos riimperial
magnificencia; y en una pared
quisimos de oro y plata, y lo adornó con
de él se apareció una imagen que representaba
muy al vivo al Salvador. Consagró
esta iglesia el papa Silvestre: y fué
la primera que se consagró entre cristianos.
En ella puso el altar en que el apóstol
san Pedro decía misa, que era de
madera, en forma de una arca hueca; y
mandó que solos los romanos pontífices
celebrasen misa en él; y que los demás la
dijesen sobre altar de piedra, y consagrada.
Finalmente, en memoria de este
tan grande beneficio del Señor, ordenó
que todos los años se celebrase la dedicación
de este templo. La ceremonia
anual de la consagración del templo era
observada religiosamente por el pueblo
de Dios en la ley antigua; y no menos lo
ha sido por los cristianos, en la nueva
ley. Y es muy conveniente que la dedicación
del templo del Salvador, se celebre
en toda la universal Iglesia; porque,
como dice san Pedro Damián: «La iglesia
de san Juan de Letrán, así como tiene
nombre del Salvador, que es cabeza de
todos los escogidos, así es madre, cabeza
y corona de todas las iglesias que hay en
el mundo: es la cumbre de toda la religión
cristiana, y en cierta manera, Iglesia
de las iglesias y sancta sanctorum.-»
*
Reflexión: Algunos, dice san Juan Crisóstomo,
se excusan fríamente de venir
a la iglesia, diciendo que también
pueden orar en su casa; pero engáñanse
y están en grande error; porque aunque
es verdad que al hombre le es-lícito orar
en su casa, pero no es posible que ore
tan bien en ella, como en la iglesia, donde
están otros que le afervorizan con su
ejemplo, y le ayudan con sus oraciones a
alcanzar la gracia divina: donde están
presentes los ángeles, y el mismo rey de
los ángeles en el santo Sacramento: y la
misma consagración o bendición de la
iglesia, que nos convida a orar, y da fuerza
a nuestra oración para que suba al
cielo.»
*
Oración: Oh Dios, que cada año nos
renuevas el día de la consagración de este
tu templo, y nos conservas para asistir a
estos sagrados misterios; oye benigno las
oraciones de tu pueblo, y concede a todos
los que entran en .este templo, los beneficios
que te pide. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
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