Acompañemos a la Iglesia, que se dirige al
Carmelo a rendirle gracias en nombre de todo el
mundo. Preséntase hoy a nuestra consideración
San Juan de la Cruz siguiendo las huellas de
Santa Teresa y abriendo camino seguro a las
almas que buscan a Dios.
LOS TRATADOS DE ORACIÓN. — La evolución que
inclinaba a los pueblos a dejar la oración social,
ponía a la piedad en grave peligro; entonces,
siglo xvi, la divina bondad suscitó algunos Santos cuya palabra, de igual modo que su santidad,
iba a responder a las necesidades de aquellos
nuevos tiempos. La doctrina no cambia; la
ascética y la mística de aquel siglo transmitieron a los siglos siguientes los ecos de los siglos
anteriores. Su exposición, no obstante eso, se
volvió más didáctica; su análisis, más ajustado;
sus procedimientos se prestaron a la necesidad
de socorrer a las almas que el aislamiento exponía
a todas las ilusiones. Es justo reconocer
que, con la acción siempre fecunda del Espíritu
Santo, la psicología de los estados sobrenaturales alcanzó mayor amplitud y mayor precisión.
Los cristianos de antaño, por rezar con la
Iglesia y vivir cada día y todas las horas del
día de su vida litúrgica, conservaban su impronta, en todas las circunstancias, en sus relaciones personales con Dios. Y así sucedía que por
la influencia perseverante y transformadora de
la Iglesia y participando de sus gracias de luz
y de unión y de todas sus bendiciones, se asimilaban
su propia santidad sin otro esfuerzo que
seguir dócilmente a su Madre, o dejarse llevar
en sus brazos firmísimos. Y así se aplicaban ellos
la palabra de Señor: Si nos os hacéis como los
niños, no entraréis en el reino de los cielos.
LAS ESCUELAS DE ESPIRITUALIDAD. — No extrañemos no advertir entre ellos la ayuda tan frecuente y asidua como en nuestros días de directores
especiales destinados a sus propias personas.
Los guías especiales son menos necesarios a
los miembros de una multitud o de un ejército:
son los viajeros aislados los que no pueden prescindir
de ellos; y aun con estos guías particulares, nunca tendrán tanta seguridad como aquel
que sigue a la caravana o al ejército.
Así lo comprendieron en el correr de los últimos
siglos los hombres de Dios que, fijándose
en las aptitudes múltiples de las almas, dieron
sus nombres a escuelas, las mismas en cuanto
al fin, distintas en cuanto a los medios que proponen
contra los peligros del individualismo. En esta campaña de enderezamiento y de salvación,
donde el mayor enemigo y el más temible era
la ilusión, Juan de la Cruz se nos presenta como
la imagen viva del Verbo de Dios, penetrando,
mejor que una espada de dos filos, hasta la
división del alma y del espíritu, de las coyunturas
y de las medulas; escudriñando, como
indagador inexorable, las intenciones y los pensamientos de los corazones.
Escuchémosle: aunque moderno, se echa de ver en él a un hijo de
los antiguos.
LA NOCHE OSCURA.'—" Y porque el alma, escribe
el Santo, ha de venir a tener un sentido
y noticia divina muy generosa y sabrosa acerca
de todas las cosas divinas y humanas que no
caen en el común sentir y saber natural del
alma (porque las mira con ojos tan diferentes
que antes, como difiere el espíritu y lo divino
de lo humano )
2
... Para haber de declarar y dar
a entender esta Noche oscura, por la cual pasa
el alma para llegar a la divina luz de la unión
perfecta del amor de Dios, cual se puede en
esta vida, era menester otra mayor luz de ciencia
y experiencia que la mía; porque son tantas
y tan profundas las tinieblas y trabajos, así espirituales
como temporales, por que ordinariamente suelen pasar las dichosas almas para poder llegar a este alto estado de perfección, que
ni basta ciencia humana par a saberlo entender
ni experiencia para saberlo decir.
"Por tres causas podemos decir que se llama
NOCHE este tránsito que hace el alma a la unión
de Dios. La primera, por parte del término donde
el alma sale, porque ha de ir careciendo el
apetito de todas las cosas del mundo que poseía,
en negación de ellas; la cual negación y
carencia es como noche par a todos los sentidos
del hombre. La segunda, por parte del medio o
camino por donde ha de ir el alma a esta unión,
lo cual es la fe, que es también oscura par a el
entendimiento, como noche. La tercera, por
parte del término adonde va, que es Dios, el
cual, ni más ni menos, es noche oscura par a el
alma en esta vida.
LAS TRES NOCHES. — "Las cuales tres Noches
han de pasar por el alma , o, por mejor decir, el
alma por ellas, par a venir a la divina unión con
Dios. En el libro del Santo Tobías 2
se figuraron
estas tres manera s de noches, por las tres
noches que el ángel mandó a Tobías el mozo
que pasasen ante s que se juntas e en uno con
la esposa.
"En la primera le mandó que quemase el corazón
del pez en el fuego, que significa el corazón
aficionado y apegado a las cosas del mundo; el cual, par a comenzar a ir a Dios, se ha de
quemar y purificar de todo lo que es criatura
con el fuego del amor de Dios. Y en esta purgación
se ahuyenta el demonio, que tiene poder
en el alma por asimiento a las cosas temporales
y corporales.
"En la segunda noche le dijo que sería admitido
en la compañía de los santos patriarcas,
que son los padre s de la fe. Porque pasando por
la primer a noche, que es privarse de todos los
objetos de los sentidos, luego entra el alma en
la segunda noche, quedándose sola en desnuda
fe y rigiéndose sólo por ella, que es cosa que no
cae en sentido.
"En la tercera noche le dijo el ángel que
conseguiría la bendición, que es Dios, el cual,
mediante la segunda noche, que es fe, se va
comunicando al alma tan secreta e íntimamente ,
que es otra noche para el alma, en tanto que se
va haciendo la dicha comunicación muy más
oscura que estotras, como luego diremos. Y pasada esta tercera noche, que es acabarse de hacer la comunicación de Dios en el espíritu, que
se hace ordinariamente en gran tiniebla del
ánima, luego se sigue la unión con la esposa,
que es la Sabiduría de Dios
EL BENEFICIO DE LAS PURIFICACIONES. — "¡Oh ,
pues, alma espiritual!, cuando vieres oscurecido
tu apetito, tus aficiones secas y apretadas, e in-habilitadas tus potencias para cualquier ejercicio
interior, no te penes por eso, antes lo ten
a buen a dicha, pues que te va Dios librando de
ti misma , quitándote de las manos la hacienda;
con las cuales, por bien que ellas te anduviesen,
no obrarías tan cabal, perfecta y seguramente
(a causa de la impureza y torpeza de ellas) como
ahora, que, tomando Dios la mano tuya, te guía
a oscuras como a ciego, a donde y por donde tú
no sabes, ni jamás con tus ojos y píes, por bien
que anduvieras, atinaras a caminar".
Nos gusta dejar a los Santos que describan
por sí mismos los caminos que recorrieron, par a
los cuales, en premio de su fidelidad, son tenidos
por la Iglesia como guías. ¿Añadiremos también que hay que tener cuidado de no excitar la conmiseración
del Señor en esta clase de trabajos antes de que termine su obra? En eso no
cabe engaño: esos favores que Dios hace al alma
no son necesarios para salvarse, pero hay que
pagarlos a cierto coste. Si nos mostrásemos excesivamente
descontentadizos, podría ocurrir que
el Señor, por contentar a nuestra pereza, nos
dejase recaer en una vía inferior, lo que sería,
a los ojos de la fe, una desgracia irreparable.
NECESIDAD DE TENER SANTOS. •— "Pero ¿qué importa,
se nos dirá, ya que se salvará esta alma ?
Es cierto, mas nuestra inteligencia no sabe apreciar la superioridad de un alma que podía ser
émula de los querubines o de los serafines, sobre
la que sólo puede compararse con jerarquías inferiores.
En estas materias no se puede tolerar
una falsa modestia o afición a la medianía" .
"Nunca lo encareceremos bastante cuánto
importa a los intereses de la santa Iglesia y a
la gloria de Dios que se multipliquen en el mundo las almas de verdad contemplativas. Son ellas
como el resorte escondido, el motor que da aquí
en la tierra impulso a todo lo que es la gloria
de Dios, el reino de su Hijo y el cumplimiento
perfecto de la voluntad divina. Inútilmente se
multiplicarán las obras, las industrias y aun los
heroísmos: todo resultará estéril si la Iglesia
militante no tiene sus santos que la ayuden en
el estado de viandante, que es el que el Maestro
escogió para rescatar al mundo. Ciertos poderes
y ciertas fecundidades son inherentes a la vida
presente; de por sí, tiene tan pocos atractivos,
que era conveniente así hacerla subir de mérito " .
VIDA. — San Juan de la Cruz nació el 24 de junio de
1542 en Fontíveros (Avila), en España. La Santísima
Virgen le dió una prueba de su protección sacándole de
un pozo a donde se cayó siendo muy niño. Desde muy
temprano tomó la costumbre de mortificar su cuerpo.
Terminados sus estudios en el colegio de Medina, entró
en 1555 en el hospital de esta ciudad para cuidar
a los enfermos; al año siguiente cursó la filosofía en
los Jesuítas, y en 1563 entraba en los Carmelitas calzados.
Estos le enviaron a estudiar a Salamanca. Su
deseo de vida más perfecta le hizo pensar en la vida
cartuja, pero advertida Santa Teresa, le pidió una
entrevista y le habló de reformar la Orden de los
Carmelitas. Fué con un compañero a establecerse en
Duruelo y luego en Mancera. Esta obra de la reforma
le iba a procurar grandes fatigas y pruebas que supo
llevar con caridad y con serenidad incomparable. Fundó
numerosas casas de la estricta observancia, escribió
sobre teología mística libros llenos de sabiduría
y por todos sus trabajos pidió al Señor padecer y ser
despreciado por él.
Su anhelo fué atendido, pues en el mes de jimio
de 1591, caía en desgracia en su Orden y moría el
14 de diciembre en Ubeda, a los 49 años de edad. Un
globo de fuego resplandeciente recibió a su alma, y su
cuerpo exhaló un aroma suavísimo. Actualmente se
conserva incorrupto en Segovia. Benedicto XIII le
canonizó y Pío XI le declaró Doctor de la Iglesia universal.
LA VIDA DIVINA.— ¡Dios quier a que tanto en el Carmelo y en las montañas como en las llanuras y valles se multipliquen las almas que pon
en la paz entre el cielo y la tierra , atraen las
bendiciones y alejan las venganzas divinas!
Como santos que somos por vocación, Dios nos
conceda a ruegos tuyos y siguiendo tu ejemplo,
oh Juan de la Cruz, el dejar que la gracia divina obre en nosotros hasta donde llega su virtud
deificante y purificadora; pues entonces nuestra
alma también podrá decir un día como la tuya :
"¡Oh divina vida!, nunca matas sino para
dar vida, así como nunca llagas sino para sanar... Llagásteme para sanarme , ¡oh divina
mano!, y mataste en mí lo que me tenía muerta...
¡Toque delicado, Verbo, Hijo de Dios, que
por la delicadez de tu ser divino, penetras sutilmente la sustancia de mi alma y, tocándola toda
delicadamente, en ti la absorbes toda en divinos
modos de deleites y suavidades nunca oídos en
la tierra de Canaán ni vistas en Temán ¡Oh,
pues, mucho y en grande manera mucho delicado
toque del Verbo, para mí tanto más cuanto, habiendo trastornado los montes y quebrantado
las piedras en el monte Ore con la sombra de tu poder y fuerza que iba delante de ti,
te diste más suave y fuertemente a sentir al
profeta en el silbo de aire delicado! ¡Oh, aire
delgado! ¿Cómo eres aire delgado y delicado?
Di: ¿Cómo tocas delgada y delicadamente, Verbo,
Hijo de Dios, siendo tan terrible y poderoso?
¡Oh, dichosa, y mu y mucho dichosa, el alma a
quien tocares delgada y delicadamente, siendo
tan terrible y poderoso! Di esto al mundo; mas
no se lo quieras decir al mundo, porque no sabe
él de aire delgado y no te sentiría, porque no te puede recibir sino aquellos, Dios mío y vida
mía, te verán y sentirán tu toque delgado que,
enajenándos e del mundo, se pusieran en delgado,
conviniendo delgado con delgado, y así te
puedan sentir y gozar; a los cuales tanto más
delgadamente tocas cuanto por estar ya adelgazada
y pulida y purificada la sustancia de su
alma, enajenad a de toda criatura , y de todo
rastro, y de todo toque de ella, estás tú escondido,
morando mu y de asiento en ella. Y en eso
les escondes a ellos en el escondrijo de tu rostro
(que es el Verbo) de la conturbación de los
hombres.
"¡Oh, pues, otra vez y muchas veces delicado
toque, tanto más fuerte y poderoso cuanto más
delicado; pues que con la fuerza de tu delicadez
deshaces y apartas el alma de todos los demás
toques de las cosas criadas y la adjudicas y
unes sólo para ti, y tan delgado efecto y dejo
dejas en ella, que todo otro toque de todas las
cosas altas y bajas le parece grosero y bastardo,
y le ofende aun mirarle, y le es pena y grave
tormento tratarle y tocarle!
"Este toque divino ningún bulto ni tomo tiene,
porque el Verbo que le hace es ajeno de
todo modo y manera y libre de todo tomo, de
forma y figura y accidentes...
"¡Oh, pues, finalmente, toque inefable delicado
del Verbo, pues no se hace en el alma menos que con tu simplicísimo y sencillísimo ser,
el cual, como es infinito, infinitamente es delicado,
y, por tanto, tan sutil y amorosa y eminente y delicadamente toca,
Que a vida eterna sabe"!
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