sábado, 19 de mayo de 2018

19 de mayo. San Ivon, presbítero y abogado de los pobres. — (t 1303) Flos Sanctorvm Santoral


Fué san Ivon natural de una aldea llamada comúnmente San Martín, en la Bretaña menor. Haciendo sus estudios en París y en Orleans, no bebía vino y daba de mano a todos los entretenimientos sensuales, conservando así las fuerzas de su espíritu con la entera pureza de su cuerpo y alma. Ejercitó luego el oficio de juez eclesiástico y vicario general del obispo Trecorense y retiróse después a una iglesia parroquial para entregarse de veras al Señor. Acontecióle una vez estar siete días en oración, tan embebecido y absorto en Dios, que ni tuvo hambre, ni comió bocado; y acabada su oración salió tan bueno y con tantas fuerzas como si hubiera comido regaladamente. Era excelente predicador e iba a pie por diversos pueblos para sembrar la palabra divina; pero sobre todas las virtudes se esmeró en la misericordia con los pobres. Recibíales con gran caridad, lavábales los pies, proveíalos de todo lo que habían manester, y tenía casa señalada para esto: nueve años tuvo en su casa a un pobre hombre casado con cuatro hijos, sustentándolos y remediándolos con extremada caridad. En una gran carestía, no teniendo más que un pan en casa para comer él y dar a los pobres que en gran número habían concurrido, el Señor le multiplicó de manera que tuvo que comer y repartir a todos los que habían venido. Otros muchos milagros obró el Señor para proveerle y recompensar su caridad. Diciendo misa un día, al tiempo de alzar la hostia se vio un globo de fuego de maravillosa claridad que le rodeaba, el cual desapareció en acaban do, de alzar el cáliz. Queriendo pasar el santo por el puente de un río caudaloso, había crecido el río de manera que había sobrepujado el puente, y él haciendo la señal de la cruz sobre las aguas, se partieron y le dejaron el paso libre, y después de haber pasado volvieron a cubrir el puente. Muchos otros milagros hizo el Señor para declararnos la santidad de su siervo; el cual hallándose ya lleno de méritos y extenuado por sus muchos ayunos y penitencias, tendido en su cama ordinaria, que era la tierra, y abrazado con la santa cruz, dio su bendita alma al Señor. Su sagrado cuerpo fué sepultado honoríficamente en la iglesia Trecosense, donde acuden de diversas partes muchos peregrinos por los innumerables milagros que allí obra el Señor.

Reflexión: Mereció san Ivon el nombre de abogado de los pobres, porque en su vida de ninguna cosa se pareció más que de ser el refugio y amparo de los pobres, padre de huérfanos, defensor de las viudas y remedio de todos los necesitados. Imita, pues, esta caridad tan necesaria -y agradable al Señor, acordándote de que el día del juicio, el soberano Juez ha de pedirnos muy estrecha cuenta de las obras de misericordia que tanto nos encomendó en su santo Evangelio: «Venid, nos dirá, benditos de mi Padre, a poseer el Reino que os tengo preparado desde el principio del mundo; porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve enfermo y me visitasteis»; y así de estas y de las demás obras de misericordia quiere Dios que hagamos más cuenta que de otros ejercicios de virtud y de piedad, y que sean como el sello y nota distintiva de los verdaderos cristianos que tienen el espíritu de Jesucristo.

Oración: Atiende, Señor, a nuestras súplicas que hacemos en la solemnidad del bienaventurado Ivon tu confesor, para que los que no tenemos confianza en nuestras virtudes, seamos ayudados por los ruegos de aquel que fué de tu agrado. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 

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