Lucas II. 42-52 Teniendo el Niño ya doce años cumplidos, habiendo subido a Jerusalén, según solían de aquella solemnidad; acabados aquellos días así que se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalén sin que sus padres lo advirtiesen. Antes bien creyendo que venía con alguno de los de su comitiva, anduvieron la jornada entera buscándole entre los parientes y conocidos. Y como no le hallasen, se volvieron a Jerusalén en busca suya. Y al cabo de tres días de haberle perdido, le hallaron en el templo sentado en medio de los doctores, que ora los escuchaba, ora les preguntaba; y cuantos le oían, quedaban pasmados de su sabiduría y sus respuestas. Al verle, pues, sus padres, quedaron maravillados. Y le dijo su Madre: "Hijo ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira cómo tu padre y yo, llenos de aflicción, hemos andado buscándote". Y El les respondió: "¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre?" Mas ellos no entendieron el sentido de su respuesta. (vv. 42-50) En seguida se fue con ellos, y vino a Nazaret, y
les estaba sujeto. Y su Madre conservaba todas estas cosas en su
corazón. Jesús entretanto crecía en sabiduría, en edad y en gracia,
delante de Dios y de los hombres. (vv. 51-52)
Griego, o Geómetra La manifestación de su sabiduría no pasó más allá de lo que permitía su edad, porque entramos por lo general a los doce años en el dominio de la razón, y a esa edad fue cuando se manifestó la sabiduría de Jesús.
Basilio
También podemos decir que, como el número doce tiene cierta analogía con el siete -puesto que es producto de los factores tres y cuatro, que sumados hacen siete y multiplicados doce- expresa la universalidad y perfección de las cosas y de los tiempos. Por tanto la luz de Cristo, que había de llenar todo lugar y todo tiempo, empieza con razón por dicho número.
Beda
La ida del Señor con sus padres a Jerusalén todos los años por la Pascua, es una señal de humana humildad. Porque es deber del hombre acudir a ofrecer sacrificios al Señor y hacérsele propicio por medio de oraciones. Hizo, pues, el Señor entre los hombres, habiendo nacido hombre, lo mismo que Dios había mandado a los hombres por medio de sus ángeles. Por lo que dice: "Según solían en aquella solemnidad". Sigamos, pues, el camino de su vida humana, si nos deleita la idea de ver la gloria de su divinidad.
Griego, o Geómetra
Una vez celebrada la fiesta, cuando todos se volvían, Jesús se quedó sin que nadie lo notara, según estas palabras: "Acabados aquellos días, así que se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtiesen". Dice, pues: "Acabados aquellos días", porque la solemnidad duraba siete días. Permanece oculto para que sus padres no le impidan disputar con los doctores de la ley. O tal vez para evitar que pareciese que menospreciaba a sus padres, si no obedecía sus mandatos. Se queda, en conclusión, sin que nadie lo note, para que no se lo estorben y para no ser desobediente.
Beda
Pero alguno preguntará, cómo el Hijo de Dios, objeto de tanto cuidado por parte de sus padres, pudo quedar olvidado. A lo que se debe responder que era costumbre entre los israelitas, en los tiempos de las fiestas, bien cuando acudían a Jerusalén, o ya cuando volvían a sus casas, el ir separados los hombres de las mujeres, que los niños podían ir indiferentemente con el padre o con la Madre. Por tanto que San José y la Santísima Virgen, no viendo al niño a su lado, creyeron cada uno por su parte que iría en compañía del otro. Por lo cual sigue: "Antes bien, creyendo que venía con alguno de los de su comitiva", etc.
Orígenes, in Lucam, 19
No lo encontraron inmediatamente después que lo buscaron, porque Jesús no está entre los parientes y deudos, según la carne; ni entre los que están unidos a El por los lazos del cuerpo; ni puede encontrarse mi Jesús entre la muchedumbre. El lugar en que lo encontraron los que buscaban no es un lugar cualquiera -fijémonos bien en ello- sino el templo. Busquémoslo también nosotros, por tanto, en el templo de Dios. Busquémoslo en la Iglesia, busquémoslo entre los doctores que se hallan en el templo, porque si así lo hacemos, lo encontraremos.
San Ambrosio Después de tres días se le encuentra en el templo, para indicar que tres días después del triunfo de su pasión, y cuando se lo creía muerto, resucitaría y se mostraría a nuestra fe en trono celestial y en honor divino.
Orígenes, in Lucam, 19
Porque era Hijo de Dios, se encuentra en medio de los doctores instruyéndolos con su sabiduría. Porque era niño, se encuentra en medio de ellos, no enseñándoles, sino preguntándoles, por lo cual dice: "Sentado en medio de los doctores, que, ora los escuchaba, ora les preguntaba". Por su misericordia nos enseña de este modo que corresponde a los niños (aun cuando sean sabios e instruidos) más bien oír a sus maestros que desear enseñarles y jactarse con vana ostentación. Preguntaba, no para aprender, sino para ilustrar preguntando; que el preguntar y responder con sabiduría nacen de una sola fuente de doctrina. De donde, prosigue: "y cuantos le oían quedaban pasmados de su sabiduría", etc.
Beda
Para manifestar que era hombre, oía humildemente a maestros que al fin eran hombres. Para probar que era Dios, les respondía de una manera sublime cuando le preguntaban.
Griego, o Geómetra
Admiremos a la Madre de Dios, afectada en sus maternales entrañas, que manifiesta como con lamentos sus dolorosas pesquisas, y expresa lo que siente con la confianza, la humildad y la ternura de una madre. Por lo cual sigue: "Y le dijo su Madre: Hijo, ¿por qué te has portado así?", etc.
Origenes, in Lucam, 19
Pero ¿por qué lo buscaban? ¿Creían que había perecido o que se había perdido? ¡Lejos de nosotros tal presunción! ¿Podían temer, acaso, que se perdiese un niño que sabían era Dios? Pero así como nosotros al leer la Sagrada Escritura buscamos con dolor el sentido de ella, no porque creemos que las Escrituras vayan fuera de camino, o porque contengan algún error, sino porque deseamos encontrar la verdad intrínseca de ellas, así también buscaban ellos a Jesús, temiendo los dejase para volverse al cielo, y bajar otra vez cuando quisiera. Conviene, pues, que el que busca a Jesús no pase de una manera negligente y perezosa, como lo buscan muchos y no lo encuentran, sino con trabajo y con dolor.
Glosa, ordin
También podía ser que temiesen que lo que Herodes había tratado de llevar a cabo en su infancia, ahora, encontrada la ocasión oportuna, lo ejecutasen otros matándolo en su edad infantil.
Griego, o Geómetra
Pero el mismo Señor responde a todo, y corrigiendo en cierto modo lo que se había dicho del que era reputado por su padre, manifiesta al que lo es verdaderamente, enseñando no a caminar por la tierra, sino a levantarse hasta el cielo, por lo que continúa: "Y El les respondió: ¿Cómo es que me buscabais?".
Beda
No los reprende porque lo buscan como hijo, sino que les hace levantar los ojos de su espíritu para que vean lo que debe a Aquel de quien es Hijo eterno. Por esto sigue: "No sabíais que yo debo emplearme", etc.
San Cirilo
Dice esto, pues, para manifestar que El está por encima de la naturaleza humana, y dando a entender que la Santísima Virgen es un instrumento de la redención, dándolo a luz, pero que por naturaleza El es verdaderamente Dios e Hijo del excelso Padre. Avergüéncense, pues, aquí los sectarios de Valentino, de decir, después de haber oído que era el templo de Dios, que el Creador y el Dios de la ley y del templo no es el mismo Padre de Jesucristo.
San Epifanio, contra Haer., lib. 2, haer. 30
Observe Ebión que Jesucristo es admirable en sus discursos a los doce años de edad, y no a los treinta. Lo cual no quiere decir que después que vino el Espíritu Santo sobre El cuando fue bautizado, fue convertido en Cristo, esto es, ungido del Señor, sino que desde su infancia reconoció el templo y a su Padre.
Griego, o Geómetra
Todo el tiempo que pasó entre la primera manifestación de Jesucristo y el día de su bautismo, y que no fue señalado por milagros famosos y públicos ni por su doctrina, lo resume el evangelista en una sola palabra diciendo: "En seguida se fue con ellos", etc.
Orígenes, in Lucam, 20
Con frecuencia bajó Jesús con sus discípulos, pues no siempre estaba en el monte, porque los que estaban enfermos no podían subir a él. Del mismo modo, pues, baja ahora a otros que se hallan abajo. Prosigue: "Y les estaba sujeto", etc.
Griego, o Geómetra
Alguna vez empezaba por instituir la ley con la palabra y después la comprobaba con las obras, como dice: "El buen pastor da su vida por sus ovejas" ( Jn 10,11), y en efecto, poco después (deseando nuestra salvación) nos dio su propia vida. Otras veces, por el contrario, daba primero el ejemplo y después explicaba la manera de vivir bien, como aquí, en que por sus obras nos enseña que hay tres cosas que deben aventajar a las demás: amar a Dios, honrar a sus padres y dar la preferencia a Dios aun sobre los mismos padres. Porque cuando fue reprendido por sus padres, considera como de poca importancia todas las cosas que no son de Dios, y luego obedece también a sus padres.
Orígenes, in Lucam, 20
Aprendamos también nosotros mientras somos hijos a vivir sometidos a nuestros padres. Y si nuestros padres faltan, vivamos sometidos a aquellos que hacen la vez de padres por su edad. Jesús, a pesar de ser Hijo de Dios, vive sometido a José y a María. Yo, por ejemplo, debo vivir sometido al obispo a quien se me ha designado como padre. San José comprendía sin duda que Jesús era más grande que él, y por ello respetuoso, moderaba su autoridad. Tengamos, pues, presente que muchas veces es mayor que nosotros el que nos está sometido, y así el que está constituido en dignidad superior no se ensoberbecerá sabiendo que es más que él aquel que le está subordinado.
San Basilio, in lib. relig
Obedeciendo desde su primera edad a sus padres, se sometió Jesús humilde y respetuosamente a todo trabajo corporal, porque, aunque eran honestos y justos, con todo, como pobres y sufriendo escasez hasta en lo necesario -como lo demuestra el pesebre venerado donde nació el Señor-, es claro que se procuraban lo necesario para la vida con el continuo sudor de sus cuerpos. Y bien, Jesús, que obedecía a sus padres -como dice la Sagrada Escritura-, tomaba parte en sus trabajos con entera sumisión.
San Ambrosio
¿Y llamará la atención que obedezca a su padre el que vive sometido a la Madre? No es por debilidad por lo que se somete, sino por piedad. Aun cuando el hereje levante la cabeza y asegure que el que es enviado necesita del auxilio de otro. ¿Acaso necesitaba de auxilio humano porque obedecía a la autoridad de su Madre? ¿Se sometía a la sierva de Dios, se sometía a un padre que lo era sólo en la apariencia, y aun te causa admiración, que se sometiese a Dios? El obedecer al hombre es piedad, ¿y será debilidad el obedecer a Dios?
Beda
La Santísima Virgen ya sea porque no entendía estas cosas todavía, o porque las comprendiese, las guardaba en su corazón para examinarlas con más detenimiento. Por lo cual sigue: "Y su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón".
Griego, o Geómetra
Consideraremos cómo María, mujer prudentísima, Madre de la verdadera Sabiduría, es discípula de este niño, oyéndole, no como a un niño o como a un hombre, sino como a Dios. Después meditaba sus divinas palabras y sus obras sin perder ni una sola de ellas, y así como concibió al Divino Verbo en sus entrañas, así ahora también recibiría todas sus acciones y todas sus palabras en su corazón, y en él -por decirlo así- las fomentaba. Unas veces contemplaba el presente en sí misma, otras veces esperaba que el porvenir lo revelaría todo con más claridad, haciendo de esto la regla y la ley de toda su vida. Prosigue: "Jesús entretanto crecía en sabiduría", etc.
Teofilacto
Pero dicen los herejes eunomianos: ¿Cómo puede ser igual al Padre en sustancia aquél de quien se dice que crece como imperfecto? No se dice, pues, que crecía en cuanto era Verbo, sino en cuanto era hombre. Y verdaderamente, si creció después que fue hecho hombre el que antes había sido imperfecto, ¿qué razón hay para que le demos gracias por haberse encarnado por nosotros? ¿Cómo, si es la verdadera sabiduría, puede crecer? ¿Ni cómo puede tampoco crecer en gracia Aquel que la da superabundante a los demás? Además, si ninguno se escandaliza cuando oye que el divino Verbo se ha humillado (sintiendo flaquezas indignas de Dios), sino que más bien se admira de su misericordia, ¿no será extraño el que se escandalice cuando oye decir que crece? Así como se ha humillado por nosotros, así también crece por nosotros, para que nosotros a la vez crezcamos en El, puesto que hemos caído por el pecado. Porque todo lo que se refiere a nosotros, el mismo Jesucristo lo ha tomado sobre sí con el fin de hacerlo mejor.
San Cirilo
Y obsérvese que no dice que es el Verbo quien crece, sino Jesús, para que no entendamos que es el Verbo puro quien crece, sino el Verbo hecho carne.
Griego
Crecía en edad, desarrollándose en el cuerpo hasta la virilidad, en sabiduría respecto de aquellos que eran instruidos por El en las cosas divinas, y en la gracia, por la cual seguimos adelante con alegría creyendo obtener al fin todo lo que nos ha prometido. Y esto, delante de Dios, quien perfeccionó la obra de su Padre, habiendo tomado nuestra carne mortal, y ante los hombres, por haberlos convertido del culto de los ídolos al conocimiento de la Santísima Trinidad.
Teofilacto
Dice, pues, ante Dios y ante los hombres, porque primero se debe agradar a Dios y después a los hombres.
Catena áurea de Santo Tomás
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